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Cada 30 de enero se celebra el Día Escolar de la No Violencia y la Paz que tiene como objetivo promover una cultura de paz y no violencia, tanto en las escuelas como en la sociedad en general. Esta fecha fue elegida para conmemorar la muerte de Mahatma Gandhi en 1948, un líder que defendió la paz, la no violencia y la justicia a través de su filosofía del «ahimsa» (no hacer daño).

Es un día para reflexionar sobre la importancia de resolver los conflictos de manera pacífica, de respetar las diferencias y de trabajar por un mundo más justo y armonioso. Es también una oportunidad para que los jóvenes tomen conciencia de la importancia de la paz en su entorno escolar y en la sociedad en general.

En IEPA psicólogos ponemos nuestro granito de arena a través de la intervención en resolución de problemas. Este es un proceso mediante el cual se ayuda a las personas o grupos a identificar, analizar y encontrar soluciones a problemas que están enfrentando, ya sean personales, sociales, educativos o laborales. Este enfoque se puede aplicar en diferentes contextos, como en la mediación de conflictos, el acompañamiento psicológico, el trabajo en equipo, entre otros. La intervención en resolución de problemas busca promover el pensamiento crítico, la colaboración y el desarrollo de habilidades para enfrentar y resolver situaciones difíciles.

Algunas fases clave que suelen involucrarse en la intervención para resolver problemas:

1. Identificación del problema

  • Escuchar activamente: Es fundamental que la persona o el grupo tenga la oportunidad de expresar claramente cuál es el problema que enfrentan. Esto se hace mediante preguntas abiertas que permitan obtener una visión completa del problema.
  • Definir el problema: Una vez que se haya escuchado la versión de todos los involucrados, se debe formular de manera precisa y concreta cuál es el problema que se va a abordar.

2. Análisis del problema

  • Recopilación de información: Se debe obtener toda la información relevante sobre el contexto del problema. Esto incluye las causas, las personas involucradas y los efectos del problema.
  • Explorar las posibles causas: Es importante indagar en las posibles razones subyacentes del problema, para no solo abordar los síntomas, sino también sus raíces.
  • Evaluar el impacto: Determinar qué tan grave es el problema, quiénes son los afectados y en qué medida.

3. Generación de soluciones

  • Lluvia de ideas: En esta fase, se buscan diferentes alternativas y soluciones posibles. Se debe fomentar la creatividad y la apertura para considerar varias opciones sin juzgar demasiado temprano.
  • Evaluación de las opciones: Una vez que se han generado las posibles soluciones, se deben analizar los pros y contras de cada una. Es fundamental considerar los recursos disponibles, el tiempo, los efectos a largo plazo y la viabilidad de cada opción.

4. Selección de la solución

  • Elegir la mejor solución: Después de evaluar las opciones, se debe seleccionar la que mejor resuelva el problema, tenga mayor aceptación y menor riesgo. A veces, puede ser necesario comprometerse o combinar varias soluciones.
  • Plan de acción: Elaborar un plan claro de cómo se implementará la solución, con tareas específicas, responsables y plazos.

5. Implementación de la solución

  • Poner en práctica el plan: Aquí es cuando se lleva a cabo la acción para resolver el problema. Es importante mantener un seguimiento cercano para asegurarse de que la solución está siendo implementada de manera efectiva.
  • Comunicación y coordinación: Si es una intervención grupal, es vital que todos los involucrados mantengan una comunicación abierta y colaborativa durante la implementación.

6. Evaluación y ajustes

  • Evaluar los resultados: Una vez implementada la solución, se debe evaluar si el problema se ha resuelto y si ha tenido los efectos esperados.
  • Ajustar el enfoque si es necesario: Si la solución no ha funcionado completamente, es necesario revisar el proceso y hacer ajustes en el enfoque, ya sea modificando la solución o ajustando el plan de acción.

7. Refuerzo y seguimiento

  • Refuerzo positivo: Si la solución es exitosa, es importante reforzar los comportamientos y actitudes que llevaron al éxito.
  • Seguimiento: Asegurarse de que el problema no vuelva a surgir, realizando un seguimiento a largo plazo para mantener la resolución del problema.

Estrategias comunes de intervención en resolución de problemas:

  • Mediación de conflictos: En situaciones donde hay varios actores involucrados, la mediación puede ser útil para encontrar un terreno común y fomentar el entendimiento mutuo.
  • Técnicas de pensamiento crítico: Ayudar a las personas a desarrollar habilidades para analizar la información de manera lógica y tomar decisiones fundamentadas.
  • Terapia cognitivo-conductual: En un contexto psicológico, se pueden emplear estrategias de este tipo para ayudar a las personas a cambiar patrones de pensamiento negativos que contribuyen a sus problemas.

Este proceso se puede aplicar en una variedad de contextos, desde el ámbito educativo, laboral o familiar, hasta el ámbito psicológico o comunitario. La clave es adaptar la intervención a las necesidades y circunstancias específicas del problema que se enfrenta. Pídenos más información.

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